La Consejería de Cultura, Turismo y Deporte ha iniciado esta semana la obra de restauración de las cubiertas y los paramentos de la sacristía y la antesacristía de la Catedral de Ciudad Rodrigo, con una inversión de 430.557 euros.
La duración de las obras será de seis meses y la intervención está encaminada, fundamentalmente, a la restauración de las cubiertas y la recuperación de los paramentos, las cresterías y los demás elementos ornamentales de esta zona de la Catedral de Ciudad Rodrigo. Se trata del cuerpo que envuelve la Catedral desde la cabecera hasta el atrio de Amayuelas.
La obra también prevé que se eliminen los añadidos del interior de la sacristía y antesacristía con el objetivo de recuperar el espacio situado sobre las bóvedas de la capilla del Evangelio.
El presupuesto de esta intervención asciende a 430.557 euros, con cargo a los fondos de recuperación europeos y correspondería con la VIII fase de la restauración del edificio conforme al Plan Director encargado por la Junta de Castilla y León.
La Catedral de Ciudad Rodrigo
La Catedral de Santa María de Ciudad Rodrigo fue declarada Monumento Nacional en 1889 y, desde 1985, tras la entrada en vigor de la Ley de Patrimonio Histórico Español, es Bien de Interés Cultural.
La construcción de este templo debió de iniciarse en los años finales del reinado de Fernando II de León (1157-1188) o en los primeros de su sucesor, su hijo Alfonso IX de León (1189-1230), quizás el principal y primer gran impulsor de la obra. Comenzada siguiendo un proyecto tardorrománico, que aún conserva en buena medida en su perímetro exterior a pesar de las modificaciones posteriores (antesacristía, capilla mayor, capilla del Pilar y sacristía), dibuja planta de cruz latina con cabecera triabsidal escalonada. Cuenta con tres portadas que dan acceso al interior del templo. Y se completa al norte con el claustro.
La portada norte, del Enlosado o de Amayuelas, fruto en sus dos tercios inferiores de la primera campaña de trabajos, que cabe suponer se prolongó durante las tres primeras décadas del s. XIII, se decora con motivos romboidales y florales. Esta portada cuyo atrio quedó configurado en su actual disposición a finales del s. XVIII, se completa hacia la cabecera con un arco ciego engalanado en sus dovelas con once cabezas humanas

