El toro, como tótem de la fiesta carnavalesca en Ciudad Rodrigo, recorrió por tercer año las estrechas calles de Miróbriga a ritmo de pasacalles. Primera parada en la plaza donde las peñas organizadoras ofrecieron a todo el que quiso un tentempié y vino. Después, hasta la plaza del Buen Alcalde y, a continuación, vuelta a la plaza Mayor, donde el toro fue quemado, momento que muchos también depositaron en su cornamenta para la quema la tradicional gargantilla de San Blas. Todo ello acompañado por miles y miles de personas que remataron el Carnaval con fuegos artificiales y coreando a la vez: «¡Cenizos! ¡cenizos». Un acto multitudinario que, sin lugar a dudas, irá a más.