Artículo de José Benito Mateos Pascual
Seguramente sea una de las peores noticias del año: una sentencia judicial, basada en una denuncia proveniente de Valladolid (siempre Valladolid) obliga a cerrar el parque de Bomberos Voluntarios de Ciudad Rodrigo. Una sentencia que deja a Ciudad Rodrigo y a toda la comarca sin un servicio básico, esencial, como es el de aquellos que luchan contra el fuego, tan presente (por desgracia) en nuestra tierra.
En un país como éste, enfermo de “titulitis”, muchas veces parece mucho más importante el tener un título oficial, o una plaza oficial, que el saber hacer. Y de ahí viene esta sentencia, a todas luces injusta, basada en unas leyes salidas de sabe Dios qué despacho, y que han aprovechado unos con vaya usted a saber qué oscuros intereses detrás.
No señores, para hacer bien un trabajo no hace falta un título oficial, ni un puesto de funcionario. Para hacer bien tu trabajo se necesita conocer el oficio, y hacerlo con ganas, con amor al oficio y sabiendo lo que te estás jugando en cada momento, que es tu vida, la vida de los que tienes alrededor y la vida de aquellos a los que has ido a ayudar. Estos bomberos, los que llevan 125 jugádose la vida por la gente de nuestra comarca son nuestros bomberos, son nuestros héroes. Los otros, los de la “titulitis”, no son nada nuestro, y nunca serán nada nuestro.
Una pequeña reflexión para terminar. Hubo un tiempo en que nuestra tierra estaba a la vanguardia, era la fortaleza que el Reino de León engrandeció y cuidó en su avance hacia el sur de la Península, en el solar de la Miróbriga vettona y romana. Fue en aquel lejano s. XII cuando Fernando II, rey de León, otorgó a Ciudad Rodrigo el título de “Civitas” (ciudad). Fue Fernando II, rey de León, el que restauró las murallas, dio fueros y creó la Diócesis de Ciudad Rorigo. Fue su hijo Alfonso IX de León, el fundador de la Universidad de Salamanca, el que convocó las primeras Cortes en el año 1188 (en las que estuvo representada Ciudad Rodrigo) que hicieron de nuestro Reino de León la cuna del Parlamentarismo europeo. Repito, Ciudad Rodrigo estaba a la vanguardia por aquel entonces, la joya leonesa a orillas del Águeda.
Y llegamos a finales del s. XX y principios del XXI, en la era de “CyL”, ese sello centralista inventado para mayor gloria de Valladolid que, cual mago, hace que las cosas desaparezcan de nuestra tierra. Porque es desde “CyL” desde donde han negado a Ciudad Rodrigo el tener un hospital comarcal. Porque es desde “CyL” desde donde han permitido que el Calvario de Juan de Juni acabe en la niña mimada de la autonomía. La Diócesis leonesa de Ciudad Rodrigo languidece en esta autonomía. Igual que el ferrocarril. Igual que todo. Y ahora, también desde algo con ese apelllido, “CyL”, viene una denuncia que hace cerrar nuestro centenario parque de bomberos voluntarios, la casa de nuestros héroes.
Y, si seguimos por esta senda, mucho me temo que no será lo último que nos desaparezca por arte de magia marca “CyL”. Conviene recordar, por ejemplo, que la Feria de Teatro de Ciudad Rodrigo, repito, de Ciudad Rodrigo, hace unos años que está bautizada con otro nombre. De ahí a llevársela fuera, hay un paso…
No olvidemos nuestra historia. No olvidemos lo que teníamos y lo que podríamos tener. Y sobre todo, no olvidemos a nuestros héroes. Gracias por todo lo que habéis hecho, y gracias por todo lo que seguro que váis a seguir haciendo en el futuro. Vosotros habéis luchado por nosotros, nos toca devolver el favor. Lucharemos, lucharemos, y ganaremos.
¡Vivan nuestros bomberos! ¡Vivan nuestros héroes!
José Benito Mateos Pascual
“tamborileru” y escritor