El Museo del Comercio regalará, como ya viene haciendo tradicionalmente, su Cuaresmera a los visitantes que se acerquen hasta sus salas, desde el miércoles, 2 de marzo. La Cuaresmera se solía colgar en una ventana de la casa el Miércoles de Ceniza y cada domingo de Cuaresma se le arrancaba una pierna. El Domingo de Pascua de Resurrección se serraba o quemaba con la última pierna que le quedaba y se celebraba ese día de júbilo con una suculenta comida en la que de nuevo hacía su presencia la carne en forma de cordero, embutidos u hornazo. La Cuaresmera se exhibía además en los escaparates de los comercios y ultramarinos para anunciar la venta de bacalao en salazón, protagonista en el tiempo de vigilia cuaresmal, por ser el único que llegaba a Castilla -conservado en salazón- y que mostraba gran variedad en su preparación.